El tubo de escape es la parte más letal de un vehículo: sus gases y partículas contaminantes causan cinco veces más muertos que los accidentes de tráfico. Para reducir este problema, diversas ciudades europeas han puesto en marcha las Zonas de Bajas Emisiones , áreas de su casco urbano en las que impiden entrar a los vehículos más contaminantes. Por ejemplo, circular por la capital londinense con un vehículo que sobrepase el estándar de emisiones Euro III puede costar una multa de 1.269 euros.
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