Toda una declaración de guerra a los sin papeles. Y, para ganarla, ha decidido crear un ejército de delatores a la fuerza, formado por médicos, caseros, banqueros y hasta sacerdotes, a los que la nueva ley convierte en colaboradores necesarios de esa política de hostilidad hacia los indocumentados, a los que se quiere dificultar todavía más su acceso a la vivienda, a la atención médica, a una cuenta corriente, a un matrimonio con el que legalizar su situación.
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