La democracia queda en entredicho bajo la contemplación de las míseras escenas que en los últimos días han tenido lugar. No hay democracia que pueda justificarlas, porque justificarlas, es matar la democracia. Cuando los gobernantes se sustentan para el desempeño de su cargo en el uso de la violencia, queda muerta su legitimidad. No hay urna ni elecciones que pueda amparar la agresión contra la ciudadanía que vemos estos días.
|
etiquetas: violencia , gobierno , fuerzas de seguridad , abuso