El hecho de tener continuamente el deseo de mantener relaciones sexuales, ya sea con la pareja o de carácter extramatrimonial, no tiene por qué significar un trastorno de adicción, sino que puede tratarse de un persona sexualmente muy activa. Pero cuando este comportamiento conlleva el deterioro de la vida personal, laboral y económica puede tratarse de algo patológico.
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