Una imagen macabra marcó el despertar de Isaac Losada, vecino de Trasparga, el domingo pasado. Sobre la hierba de uno de sus campos yacían muertas 33 ovejas, muchas de ellas a medio comer, mientras que otras siete agonizaban, gravemente heridas. Unos cazadores que se disponían a comenzar su jornada fueron los descubridores de la tétrica escena, mientras cinco lobos todavía disfrutaban de su más que extenso manjar.
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