Flanqueado entre las banderas mexicana y estadounidense, el presidente Felipe Calderón estaba pronunciando su familiar diatriba contra las bandas de narcotraficantes en un discurso el lunes en Nueva York. Los cárteles están llevando a cabo asesinatos masivos, dijo. Son una amenaza regional. Y después dejó caer su bomba. Si Estados Unidos no puede reducir la demanda de drogas, dijo Calderón, es necesario buscar soluciones alternativas.
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