Lectura escéptica, un caso práctico

No quiero entrar a opinar tu orientación política, tan solo sé que tienes tus motivos para creerte lo que tiendes a entender como verdad objetiva. A mí me pasa exactamente lo mismo.

Posiblemente creas que lo que está pasando con X tema tiene un claro culpable, cuyo culpable Y está contraviniendo Z , llevándonos a todos a la insostenible situación en la que nos encontramos.

Inmediatamente te habrá venido a la cabeza tu demonio personal, sea Rajoy, Puigdemont, Putin, Trump o Merkel. Como puedes comprobar, todos tenemos la solución a estas tres incógnitas (X, Y, Z) que validan esta ecuación, es lo que se llama una ecuación lineal, posiblemente compatible e indeterminada.

Al fin y al cabo, todos estamos expuestos a caer en nuestro propio engaño, el sesgo de confirmación, en el que solo damos valor a las noticias u opiniones que confirman nuestra ya predeterminada opinión sobre ese tema.

Es el motivo principal por el que tenemos que actuar con vulpécula actitud, levantando las orejas ante cualquier perturbación en la fuerza de la corriente de opinión, y ser absolutamente escépticos con todos los inputs que nos llegan en las batallas diarias que tienen lugar en los medios de comunicación.

Existen unos elementos en la prensa, y no solo la contemporánea, llamados “Creadores de Opinión”. Son noticias que deberían estar en la sección de opinión, pero se cuelan con mayor o menor fortuna dentro de una noticia de la que se esperaría un mínimo estándar de objetividad. Todos sabemos que no se escapa ningún medio de esta lacra, sea cual sea la línea editorial.

Esta tarde, leyendo la portada, me encontré con una noticia que rezaba, con alzada autoridad, que más de cien catedráticos y expertos en derecho se habían adherido a un manifiesto reprobando la acusación de rebelión en el culebrón del Cataluña.

Tan solo hizo falta leer dos párrafos en los que el autor del artículo se limitaba a enumerar a modo de bonito decálogo los puntos en los que este supuesto centenar de autoridades letradas ponían de vuelta y media el argumentario del oponente, en la figura del Ministerio Fiscal. Al final del artículo, en el que se hablaba de este colectivo de forma indeterminada, se hacía mención de forma escueta y disimulada a la lista de intelectuales firmantes.

No fue tanta mi sorpresa al ver que se trataba de una web de “peticiones de firmas on-line”, de esas en las que se pide desde el retorno de cierta salsa de una cadena de comida rápida, hasta la abolición de leyes completas, pasando por la declaración de cuatro piedras como Patrimonio de la Humanidad. Es decir, el “a petición popular” de toda la vida.

Menos sorprendente fue comprobar que yo mismo, podía imbuirme de un aura de autoridad jurídica, firmando con la identidad de “Macías Pajas” Catedrático de Derecho de la insigne Universidad de Toronto de España. Ya saben, por eso de que, desde lo alto de Toronto, se ve Torontotero. Sin embargo, ni siquiera hacía falta que yo manchara el nombre de tan honorable cuadro, cuando hay técnicos electricistas con grado de FP (sic) firmando en el grueso del insigne grupo de intelectuales, cuando no directamente firmas anónimas.

Se le había caído la careta a la engañifa, así que solo quedaba por realizar una ingeniería inversa para saber quién estaba detrás de este intento de colar un artículo de opinión como una noticia, y al mismo tiempo darle un baño de argumentum ad verecundiam, es decir, darle un empaque de autoridad en base a nada menos que 100 doctos en derecho.

Lo obvio es comprobar que se trata del diario en línea Publico, cuyo propietario es el para nada desconocido Jaume Roures, propietario de Mediapro y autoproclamado mecenas de Podemos.

Pero si hurgamos un poco mas en el supuesto manifiesto, lleva poco tiempo darse cuenta que el primer firmante es obviamente el autor del mismo, encontrándonos con el nombre de Francisco Javier Álvarez García, catedrático de derecho penal de la UCIII.

No es sorprendente tampoco que este catedrático tenga su lobby de Catedráticos de Derecho Penal firmantes de manifiestos, condenando por ejemplo la situación de Gaza e Israel , algo totalmente legítimo por otra parte. También se pueden encontrar entrevistar realizadas por Wyoming , artículos de su propio cuño en eldiario.es, e incluso libros a la venta dentro de la propia web de Publico.

Por tanto no deja de tener un tufo a noticia convenientemente fabricada, en la que el autor de la noticia (firmado con un genérico “Madrid”) parece encontrar un artículo a medida, del que sólo este medio se hace eco, y en la que Francisco Javier Álvarez se esconde detrás de un supuesto centenar de firmantes para dar empaque a su línea política.

En resumidas cuentas, no caigáis en la necesidad de creer vuestra propia opinión, ni en la tentación de rodearos de insignes letrados afines para reafirmaros en vuestras convicciones. Os animo a que con cada medio de información, seáis capaces de ver la intenciones, el target y la idea principal de su interpretación de la noticia. Incluso intentéis comprender la otra cara de la moneda en otro medio de linea editorial opuesta, sea cual sea vuestro color político.

Sencillamente, antes de leer, intentad preguntaros, ¿Qué quiere este medio que yo opine?