Según «The New York Times», poseer una lavadora propia en el piso se ha convertido en el nuevo símbolo del estatus en la isla. Ni piscina con jardín, ni gimnasio son sauna. Lo ultimo en la ciudad de Nueva York para poder presumir de dinero no es tener un Picasso en el salón, sino poder lavarse los calcetines en privado y sin tener que ver al vecino. Según el rotativo neoyorquino, poseer una lavadora propia en el piso y no tener que recurrir a las lavadoras comunitarias en el sótano del edificio ha pasado a ser el nuevo indicador.
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