Los ordenadores no lo saben todo. En particular, ni siquiera saben qué es exactamente el número 0.3, lo cual, para una máquina supuestamente ideada para el cómputo, parece un pecado bastante grave. La culpa la tienen la representación binaria y la aritmética de punto flotante, cuyas limitaciones he podido recordar hoy mismo, cuando Amaya me sugería la imprecisión de JavaScript en cálculos tan aparentemente sencillos como estos: var a = 0.333*100; // Debería resultar 33.3 - Pero da 33.300000000000004
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