Tony Nicklinson lloró ayer cuando el Tribunal Supremo de Inglaterra le sentenció a seguir viviendo. Lloró usando los pocos músculos de su cuerpo, los de la cara, que todavía puede mover: este inglés de 58 años está completamente paralizado del cuello para abajo desde 2005, cuando sufrió una apoplejía que puso fin a sus días de exitoso contratista apasionado del deporte y ex jugador de rugby. Desde entonces, ha declarado que quiere terminar con su vida... Precisamente algo que le es imposible por lo limitado de sus movimientos.
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