En una ciudad como la mía, donde se vive la semana de Pasión con intensidad, (dentro y fuera de los bares), no he podido evitar acordarme estos días de la procesión que más daño hace a su paso. Y no me refiero a una procesión donde huele a incienso o hay que esperar horas para coger buen sitio. En esta huele a campo. Hablo de una procesión viviente.... de orugas.
|
etiquetas: oruga , procesionaria del pino , lepidóptero