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La privatización del Estado

¿Por qué no adaptar los principios a los tiempos y la realidad teórica a la realidad real? ¿Por qué no privatizar lisa y llanamente lo público en aras de su mejor funcionamiento, de una gestión eficaz y libre de interferencias? Todo igual que ahora, sólo que con empresas en lugar de partidos. La mejor manera, si se piensa bien, de acabar con los escándalos que con tanta frecuencia cortocircuitan la actividad política: dejarla en manos de verdaderos profesionales.

| etiquetas: economía , política , utopía

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