De todos los legados que dejó Rumsfeld en el Pentágono, éste es el que perdurará durante más tiempo. Algún día, quizá en la próxima década, EEUU abandonará Irak. Lo que nunca cambiará ya será la implicación de la empresa privada en el negocio de la guerra. Blackwater es una compañía muy especial –por algo le llaman la guardia pretoriana de la Administración de Bush– pero no la única. Decenas de ellas han encontrado un filón inagotable.
|
etiquetas: privatización , guerra , eeuu.irak , empresa , privada , negocio , rumsfeld