Al quinto directorio del KGB, encargado en aquellos años de luchar contra las supersticiones religiosas, comenzaron a llegar extraños informes a finales de los años 50 y principios de los 60. La gente hablaba en voz baja de etéreos avistamientos en los cielos de Siberia. Algunos habitantes de regiones remotas afirmaban haber visto en el cielo, perfectamente delineada durante breves segundos, una cruz. Aparecían en la noche, se formaban como queriendo recordar algo a los que miraban al cielo, y se desvanecían.
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