La cocaína es la droga de los pobres, de los cobardes, de la gente que no tiene agallas para vivir de pie y pagar el precio –mucho más caro que el de un gramo-. Van de listos, van de ricos, van de que ellos saben algo que tú no sabes y te cuentan que la sensación es genial. Pero no te lo creas. Son unos pobres desgraciados, almas blandengues, espíritus atrofiados, y además mucho menos listos de lo que creen ser, porque nunca la cocaína nos hizo más inteligentes, ni más capaces, ni más locuaces, ni más atractivos con las chicas.
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