A partir del 25 de mayo, será una realidad. Las imprudencias se "pagan", es su eslogan; y es una realidad, cada vez más, en la actualización que la Dirección General de Tráfico (DGT) ha hecho en la última revisión de la Ley de Seguridad Vial. De hecho, desde esa fecha quien supere en un mísero kilómetro por hora la velocidad máxima permitida deberá pagar 100 euros. Eso sí, el conductor no perderá ningún punto. De este modo, la administración pretende incrementar la concienciación ciudadana por la vía dolorosa: el bolsillo.
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