La acusada admitió en el juicio que sabe que la escolarización es obligatoria, pero también reivindicó que como madre tiene derecho «a poder elegir qué educación considero más adecuada para mi hijo», según dijo en el juicio. La madre explicó que aplica un sistema que sigue el ritmo evolutivo del niño. «No dirijo su aprendizaje estrictamente, pero le ofrezco todas las posibilidades de materiales que conozco para que desarrolle esa inquietud que tiene», manifestó.
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