Estos hechos estaban castigados por ser contrarios a lo establecido en aquellos días de fervor religioso. El 31 de marzo de 1597, «siendo primero día de Semana Santa y tiempo de rrecogimiento», sucedió que, al Corregidor de la ciudad de Cuenca, don Diego de Vargas Carvajal, se le dio noticia que «Bartolomé Callejo y otros an estado y están jugando a los bolos en el camino de la Merçed, con mucha nota».
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