(C&P): El caso. con toda probabilidad, se quedará en una simple falta. Entre otras cosas, porque fue el propio afectado el que dio publicidad a la ofensa al recurrir a los medios de comunicación para compartir la perplejidad que sintió cuando abrió el buzón, recogió el correo y abrió la carta de Gas Natural.No le sorprendió el importe, 57 euros, sino la decisión de la compañía de reemplar sus apellidos por insultos: era el señor «Gilipollas Caraculo».
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