El fallo considera que no está totalmente probado que el acusado estuviese impedido para conducir en el momento del accidente (contra una barrera), a pesar de que el conductor dio una tasa de alcoholemia de 0,84 mg/l en la primera prueba que le practicó la Guardia Civil en el lugar del accidente. Este volumen de alcohol en sangre supera más de tres veces el límite permitido de 0,25 mg/l. El juez no ve pruebas que relacionen su alcoholemia con el accidente.
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