Los fundamentalismos son así: acaba uno atribuyendo a potencias sobrenaturales sus propias perversiones. Y como no hay forma de contrastar el asunto, siempre se lleva razón. Viene a ser como cuando los dictadores dicen que sólo tienen que responder de sus crímenes ante Dios y ante la historia. Intente usted hablar con la historia. O con Dios.
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