El Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria cuenta entre sus fondos con una pieza “escultórica” trabajada en el hueso hiodes de un bóvido que representa la cabeza de una cabra montés. Este tipo de adorno personal está relativamente extendido durante los tecnocomplejos finales del Paleolítico superior. La primera documentación de estos objetos de arte mueble conocidos como contornos recortados data del Solutrense, haciéndose algo más común “su moda” durante el Magdaleniense medio.
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