Las peticiones de matrimonio curiosas y arriesgadas están causando furor. Ya se han visto intentos en los descansos de partidos de la NBA, en directo en la televisión, en flash mobs y hasta en pleno vuelo. Sin embargo, ninguna tan original y, a la vez, tan absurda como la protagonizada por Thomas Edwards que fue a pedirle matrimonio a su novia desnudo pero a la casa equivocada. La historia acaba en la cárcel pero no se sabe donde estarán los anillos.
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