En Irán no hace falta ser gay para estar amenazado por las leyes que lo penalizan. Ebrahim Hamid fue acusado junto a tres familiares suyos de agredir sexualmente a un miembro de una familia con la que la suya tiene conflictos, que los acusó de bajarle los pantalones en una pelea. Fue torturado por la policía y sentenciado a muerte. Tras dos apelaciones, sus parientes fueron exonerados, pero él sigue condenado, aunque su acusador retiró los cargos y dos jueces admitieron que es inocente. La Suprema Corte ha rechazado considerar el caso dos veces
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