La verdad es que el final de José María del Nido no podía ser otro que este, la cárcel. Cualquiera en Sevilla podía calcular esa trayectoria cuando, al poco de morirse el dictador, José María del Nido decidió seguir activamente el sendero reaccionario de su familia y se afilió al sector más duro, más agresivo, de la extrema derecha. Aquellos cachorros de correajes y cadenas que se llamaban de Fuerza Nueva, que tantas palizas propinaban. En Sevilla, en una de esas, Del Nido fue detenido y la cosa no pasó a mayores. Oscuros episodios...
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