El Parlamento francés se disponía a asestar esta noche un nuevo y decisivo golpe a la ley de las 35 horas semanales de trabajo, diez años después de su adopción por el entonces Gobierno de izquierdas. Se trata del proyecto de ley sobre la renovación de la democracia social y la reforma del tiempo de trabajo, que da a las empresas la posibilidad de negociar directamente con los asalariados el tiempo de trabajo y las compensaciones. El ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, ha dicho que se trata "del fin de las 35 horas impuestas".
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