¡Jódete, Batman!

Cuando empiezan a abundar las teorías de la conspiración, y no es la primera vez que sucede en mi vida, hay que pensar que pueden estar sucediendo uno de estos tres fenómenos:

-1. Los partidarios de lo conspirativo se han hecho con el megáfono, con algún megáfono, y están explotándolo al máximo para dar la matraca con su monotema. Cada uno con el suyo.

-2. algo muy chungo está pasando de veras. Algo que al gente no entiende y trata de explicar mediante la conspiración igual que, hace siglos, lo explicaban mediante la aparición de milagros. O sea, reacción visceral a algo real que, realmente, va mal.

-3. Cundo los recursos escasean y la gente empieza a enfrentarse por ello, la mecánica normal de las cosas, la lucha de intereses contrapuestos y de ideologías enfrentadas, empieza a adoptar una forma que parece propia de la conspiración, aunque esta no exista.

La putada, amigos, es que creo que estamos en el apartado tercero.

El clima no mejora. No va a mejorar. Da igual lo que hagamos, literalmente, que de todos modos nos va a meter una hostia como el sombrero de un picador. Lo mismo da consumir menos que rezar a Mitra. Ya es tarde. No estamos a los mandos del avión y nos vamos a estrellar igual.

Al mismo tiempo, la población se desboca y los recursos escasean. Escasea el agua, el fósforo, la tierra cultivable, la energía y las materias primas.

Y mira, coño, en medio de eso, aparece una pandemia. Puta casualidad, ¿no es cierto?

Pues no es una casualidad. Y no es una conspiración: es una consecuencia lógica de la situación general y lo malo es que esa consecuencia lógica parece una conspiración justamente porque es el resultado de una serie de decisiones catastróficas que hemos tomado a lo largo de los años.

Esas son las peores conspiraciones: las que no existen, pero tienen toda la pinta de serlo.

Porque son avisos de desastre. Porque ojalá fuesen el producto de cuatro malvados maquinando algo malo y bastase con ir a su guarida a detenerlos.

Pero no. No va a ser tan sencillo.

No vas a servir de nada.

¡Jódete, Batman!