Introducción: Tras superar algunos problemas, mi mujer y yo nos embarcamos en la aventura de comprar una nueva casa, ya instalados todo parecía ir bien. Pero la primera mañana desde nuestra llegada recibimos una inesperada visita. Abrí la puerta y vislumbré a un hombre bajo, de piel seca y áspera y bastante delgado. Se quedó quieto mirándome con un cigarrillo colgando en la boca. Sus ojos eran de acero y su piel tenía el color del tabaco. Llevaba unos guantes de piel ennegrecidos y un pesado rastrillo metálico en la mano: - Soy el jardinero -
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