El número de reclusos ajusticiados en Japón desde diciembre pasado asciende a 13, el mayor en tan corto período de tiempo desde que en 1993 este país volvió a regir la pena capital. La pena de muerte se aplica siempre en la horca y sin aviso previo a los condenados a la pena capital, un sistema controvertido para los grupos de activistas, que sin embargo no es criticado por la población, que apoya mayoritariamente las ejecuciones en los casos de crímenes cometidos con especial saña.
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