Estaba leyendo al colega #pasapollo y su artículo en portada sobre las razones por las que la izquierda no gana elecciones y además de parecerme una aportación muy interesante, creo que merece una puntualización.
Como bien se dice en ese artículo, la clase obrera no se identifica necesariamente con la izquierda cultural, pero el caso es que además rechaza, y muy frontalmente, gran parte de los postulados de esta izquierda cultural, por considerarlos dañosos para su modo de ver el mundo, su concepción de la sociedad y hasta sus intereses.
Nos acercamos por puntos.
-1- El primero y fundamental, para mí, es que la clase obrera tiene ojos. ¿Quienes son los líderes de la izquierda? ¿Obreros del metal? ¿Mineros? ¿Gente con treinta años en una fábrica a sus espaldas? Pues no: intelectuales con coleta o con barbita que, con una frecuencia terrible, viven en un chalé de las afueras. La "gauche divine" o "gauche caviar", como llaman lo franceses con toda su retranca a, a esta clase de izquierdistas, es un veneno para lso partidos de izquierda.
Mientras los líderes sean profesores universitarios que sacaron la plaza presentándose ellos solos, amigos del estrado, el café artista y la mesita de velador, los obreros no podrán identificarse con esa gente. La izquierda está dirigida por niños bien, que hacen test de caridad, jugando a remediar. Gracias Cecilia.
-2- En segundo lugar, lo que molesta a la clase trabajadora es que los líderes de la izquierda den prioridad a cuestiones formales o éticas sobre las cuestiones materiales que a ellos les preocupan. Hay muchos casos, pero el más típico es el de la inmigración. Los líderes de la izquierda, por cuestiones éticas, creen en la inmigración libre, en la apertura de fronteras y en aquello de que "ningún ser humano es ilegal".
Ellos pueden creerlo desde su plaza de profesor y su chalé, porque los ecuatorianos y los senegaleses no van a competir por su plaza de catedrático, pero el obrero de la construcción y la señora de la limpieza no piensan igual, y ven una amenaza en esta gente, ven que se van a vivir a sus barrios (y no a la zona de chalés de los líderes izquierdistas) y que son ellos los que tiene que lidiar con los posteriores problemas de convivencia.
-3-En tercer lugar, y como ya apunta #pasapollo, ser pobre, o de clase trabajadora, no significa ser abiertamente libertario, ni creer que los animales tienen derechos, ni apoyar derechos LGTB, u otros asuntos similares. La gente humilde que yo conozco, cría gallinas y las mata. Cría conejos y los mata. Cría cerdos y los mata. Para la gente humilde, el animal se come. Para el líder guay, el animal es el gatito o el perrito.
Creo que este ejemplo resume mejor que ninguno el abismo que separa a la clase trabajadora de los líderes de la izquierda: lo que para el votante es comida, para el líder es mascota.
Y así les luce el pelo.