(...) Pero los otros 400, la mayoría menores de cinco años, sólo podían quedarse hasta fines de este mes, y luego marcharse con sus padres de forma voluntaria. De lo contrario los expulsaría y repatriaría al país de origen de los mayores. “Por un lado, es un problema humanitario. Todos sentimos y comprendemos a los niños. Pero por otro lado, hay consideraciones sionistas. Debemos garantizar el carácter judío del estado de Israel“, dijo Netanyahu. El primer ministro los considera “amenaza demográfica”.
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