Interbus, la deshumanización de los "servicios públicos"

Escribo este artículo como válvula de escape ante la frustración que me generan las conductas de la sociedad actual.

El pasado día 21 de febrero acompañé a mi novia a coger el autobús C11 de Alcobendas, que le lleva a su casa. Eran las 22.00 de la noche y llovía a cántaros. Como de costumbre, esperé a que subiera, "picara" y se sentara para despedirme y dar media vuelta, pero el domingo no fue así. El autobús avanzó unos metros pero al poco se detuvo. Directamente me imaginé que la tarjeta le estaría dando problemas y seguí esperando. El conductor reinició el autobús, continuó la marcha y me marché. Sin embargo, a los tres minutos, recibo la llamada de mi chica. Descuelgo y me responde llorando y con un ataque de ansiedad. Al parecer la maquinita no estaba validando correctamente la tarjeta pero, paradójicamente, el conductor le indicó que aparecían bien todos sus datos y que la tarjeta estaba cargada. Puedo confirmar que era así ya que ambos cogimos el metro el día anterior y todo era correcto.

La secuencia fue tal que así:

- Pues te va a tocar pagar...

- Por qué? La tarjeta está cargada, de hecho me has confirmado que te aparece bien.

- Ya pero si no lo valida te toca pagar.

- Pero si no tengo dinero

- Pues entonces te bajas aquí...

Paró, abrió las puertas del bus y la dejó allí tirada. 

Mi chica se sintió humillada y vilipendiada por el corporativismo de un conductor que sabía que lo estaba haciendo mal. Y se la sudó. Chica de 21 años sola bajo la lluvia y sin dinero para volver a casa. A poco rato para que venciera el toque de queda.

Rápidamente me fui a buscarla y volvimos a la parada donde le habían recogido. Le dejé dinero por si hacía falta y espere a que llegara el siguiente. Curiosamente, vino el mismo conductor. Mi chica subió, volvió a pasar la tarjeta y... tachán! Todo normal. Fue en ese momento cuando le pregunté directamente que donde podía poner una reclamación contra el.

- Vete a la empresa

- Si, por supuesto pero a nombre de quien pongo la queja.

- Ah, tu sabrás 

- Hombre, si no me dices tu nombre difícilmente puedo poner una reclamación personal

- No tengo obligación de darte mi nombre.

Viendo, claramente, que la conversación no iba a llegar a ningún puerto, saqué el móvil, le hice una foto y santas pascuas.

Al día siguiente llamé a la empresa Interbus y quien me atendió (con un desinterés y desidia bastante descarados) me dijo que me tomaría los datos y que "ya se vería".

Y ahora diréis, buah! Que tragedia. 

Pues a mi si me lo parece. Un "servicio público" debería estar por encima de esas situaciones que para eso es UN SERVICIO PÚBLICO. No creo que sea positivo ignorar este tipo de actos. Es responsabilidad de la empresa si el mantenimiento de las máquinas y herramientas no es el debido y, por ello, fallan más que una escopeta de feria. A todos nos ha fallado la tarjeta de transporte en el metro y hemos tenido que cambiar de torno para pasar (en ocasiones te pasa con toda una fila de tornos) pero eso no es motivo para cagarse en los derechos de una persona que ha pagado su trayecto con antelación. No sabes si esa persona tiene algún recurso para salir de esa situación (dinero estaba claro que no) pero, aún así, la dejas tirada a sabiendas que no es culpa suya.

Mucho feminismo de salón y lacitos pero, a la hora de la verdad, nos importan una mierda las personas, su genero, sus problemas y lo que cada uno puede hacer por solucionarlo.

Se que al conductor, se la pela. A la empresa, más. 

Por todo ello necesito soltarlo porque mi cabreo es monumental. Nos dejamos pisotear hasta con la cosa más estúpida. 

Aceptamos que vivimos en un país de listos, trileros y payasos y tragamos con lo que venga. 

Nosotros por nuestro lado escalaremos la queja a la junta arbitral de transporte, al consorcio y a todo lugar donde pueda ser escalada.

Somos una sociedad pusilánime con las conductas más básicas y primitivas, no esperamos que un país funcione con tanta mierda en los engranajes.