De película. Ayer en Alicante, a un individuo le instalaron un dispositivo GPS de seguimiento en el coche de manera furtiva, y el propietario se pensaba que era una bomba. Saltaron todas las alarmas y se procedió a llamar a los TEDAX, que identificaron el aparato como inofensivo. Parece ser que el aparato lo colocó un detective contratado por la empresa donde trabajaba el hombre, que fue despedido y debía cobrar una gran suma de dinero.
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