Clama al cielo la suerte que ha corrido el ministro de Justicia de Japón, Minoru Yanagida, que a los dos meses de haber sido nombrado, ha tenido que renunciar a su cargo tras el escándalo causado por unas recientes declaraciones en las que se atrevió a definir su trabajo como “fácil” ya que “sólo tenía que recordar dos frases si le hacían preguntas”
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