El primer avistamiento tuvo lugar allá por el 2003 en la ciudad de Nottingham (sí, la del sheriff de Robin Hood). Seis años después también fueron visto cerca de allí, en Leicester. Recientemente han llegado a Plymouth, Reino Unido. Son los niños-bolardo. Unos siniestros maniquíes de un metro de altura y duro metal plantados estoicamente para evitar que los conductores corran cerca de zonas de colegio. Su efecto en la psique de los conductores ha sido relativo: dan más ganas de correr, pero en sentido contrario: “dan miedo” ...
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