«Cuando empezamos la obra, contratamos a un trabajador español, pero duró un día. Me pidió que le dejara algo de dinero y ya no volvió más. Al día siguiente vino a ofrecerse este chico y estoy encantado». El chico es un obrero de origen dominicano y la afirmación parte del jefe de Reformas Martínez. Pese a la crisis, hay ocupaciones que siguen en manos de extranjeros por su eventualidad, por el sudor que exigen o simplemente por su baja cualificación.
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