Los inhibidores de radar están totalmente prohibidos, y su utilización puede acarrear una multa de 6.000 euros y la pérdida de seis puntos del carné de conducir. Además, los responsables de su instalación pueden enfrentarse a sanciones de hasta 30.000 euros. Así lo indica en un comunicado el portal Autocasion.com, que recuerda que, obviamente, la forma más segura para los conductores de evitar ser multados es respetar los límites de velocidad.
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