Consumir fast food durante el embarazo promueve cambios en el desarrollo de la vía de señalización de opiáceos en el cerebro del feto, liberados de manera natural cuando se consumen alimentos grasos y azucarados. Esto provoca en el neonato mayor tolerancia a la comida basura y la necesidad de ingerir más alimentos de este tipo. "Este estudio muestra que la adicción al fast food es una verdadera adicción, se acopla a la química del cuerpo como el opio, la morfina o la heroína" dice Gerald Wissmann, redactor jefe de la revista científica FASEB
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