El ingeniero del césped de Riazor, José Manuel Calderón, pidió ayer de forma pública disculpas por lo ocurrido antes del España-Bélgica del pasado sábado, un incidente que calificó de aislado y que le supuso «una gran vergüenza». Según explicó, el bochornoso espectáculo previo al partido, cuando a instancias del árbitro varios empleados del Deportivo cavaron bajo las dos porterías para elevar la altura del larguero (que estaba seis centímetros por debajo de la norma), se produjo debido a la acumulación de trabajos de mantenimiento en el campo.
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