(Una trabajadora de supermercado de más de 40 años y un chico de unos 25 destrozan los prejuicios) Parece que el joven sale de una película o de un spot. Avanza por la calle Calderón de Alicante. La mujer que va a ser infiel espera en una mesa de la terraza, frente a mí (todavía no sospecho que tiene algo que ver con él); desde allí verá el traje entallado, oscuro, de rayas delgadas casi imperceptibles, diseñadas tal vez para instaurar en el tejido una especie de camino de huida o de vuelo, una incitación al fin y al cabo.
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