Xurde Rocamundi, el comerciante que en agosto pasado saltó a la fama por recurrir una multa lingüística impuesta por la Generalitat tras una denuncia anónima por no rotular su negocio en catalán, ya conoce el precio de discrepar con el nacionalismo en Cataluña. Un grupo de independentistas colgó una pancarta frente su local de Arenys de Mar en la que le advertían: ‘Xurde, para ser buen ciudadano, aprende a hablar catalán’.
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