Artur Mas convocó elecciones anticipadas para lograr una mayoría excepcional que le permitiera llevar a Cataluña a su particular tierra prometida: un referéndum independentista. Tras las urnas, Mas y CiU han quedado a años luz de ese reto, han perdido 12 escaños y han dilapidado 120.000 votos. Ante el descalabro, el president no dimite y, en su huida hacia delante, exige a ERC un
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