Incitación al odio hacia los británicos

¡Buenas tardes!

Ayer me pusieron un strike por incitación al odio hacia el colectivo de los británicos por hacer un comentario sobre el balconning y relacionarlo con su país. Parece que no basta con que se hayan hecho estudios que relacionen la forma de beber de los británicos con esta práctica, y la verdad es que me siento bastante triste por haber contribuido a generar odio hacia un país y una nación vapuleada históricamente.

Recordemos que el BOE describe qué es un delito de odio, y "limita su aplicación a los supuestos en los que esta conducta constituya una incitación al odio u hostilidad contra minorías".

Del mismo modo, con una finalidad interpretativa, la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (en adelante, ECRI) del Consejo de Europa, en su Recomendación R (97) 20 del Comité de Ministros, de 30 de octubre de 1997, definió la incitación al odio como "todas las formas de expresión que propagan, incitan, promueven o justifican el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo y otras formas de odio basadas en la intolerancia, entre otras, la intolerancia expresada por el nacionalismo agresivo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y las personas de origen inmigrante".

Lo dicho, lo siento muchísimo por haber hecho humor con el colectivo de los británicos, una nacionalidad que ha tenido que lidiar con el odio y la discriminación desde su nacimiento. ¿Los aceptaron en África o en Asia cuando intentaron invadir medio mundo? No, los llamaron colonialistas. ¿Los aceptaron los estadounidenses? Pues no, porque crearon un país nuevo para deshacerse de ellos. ¿Los quieren los palestinos por haber montado todo el pifostio de Israel y ponerles vecinos más blanquitos? En absoluto. ¿Los aceptamos en la UE? Tampoco, les mirabamos mal de reojo y tuvieron que votar sí al Brexit.

Y además, en un intento por eliminar y acabar con la nación británica, hemos llenado las baleares de balcones.

En fin, me encomiendo a Dios y pido perdón por todas mis ofensas. Desde la superioridad moral, cultural y absoluta de España, atacar a los pobres británicos, una nación que ha tenido menos suerte, es una verdadera cabronada. Así que perdón a todos por mis pecados.