A finales del verano de 1859 el astrónomo Richard Carrington observó una enorme bola de fuego saliendo del Sol. Poco después las auroras boreales eran tan intensas que se podía leer un libro de letra pequeña en plena noche. ¿Qué ocurriría si se repitiese este fenómeno hoy día? Según un estudio de la NASA los efectos serían devastadores ya que, paradójicamente, el mundo que habitamos es muchísimo más sensible a este tipo de perturbaciones magnéticas.
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