Este descubrimiento alegrará a muchos adictos al sofá o a los vagos más recalcitrantes: imaginar que entrenas alguna parte de tu cuerpo puede ser casi tan eficaz como entrenarla de verdad. Es decir, podéis tumbaros a la bartola, poneros a pensar que ejecutáis una tarea motora concreta, y zas, todo el tiempo invertido mejorará la ejecución posterior y real de tal tarea motora.
|
etiquetas: neurología , cerebro , entrenamiento , imaginación , psicología