El clero acumuló obras valiosas como objetos de culto, pero hoy falla al gestionarlas como piezas de museo.El artículo 38 de Código Civil confiere a la Iglesia libertad sobre los bienes eclesiásticos. Como propietaria, ha de velar para que no se deterioren, tal y como obliga la Ley de Patrimonio de 1985. Algo que la Iglesia sabe que no puede hacer sola. Por eso ha firmado acuerdos con las Administraciones. Uno de ellos, el Plan de Catedrales, en el que el Ministerio ha aportado, desde 1997 80 millones de euros.
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