Hace casi seis años que un notario coruñés se sorprendió con la visita de diez recién titulados en Informática. No tenían más de 25 años y se presentaron en su despacho para constituir una empresa especializada en el desarrollo de software libre. Su planificación empresarial consistía en una toma de decisiones colectiva. Querían ser una empresa, pero iban a funcionar como una cooperativa. El notario fue claro: «No tenéis futuro». Hoy, lo que parecía un brindis al sol se ha convertido en una compañía que factura más de un millón de euros al año.
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