En 1903, un prisionero llamado Will West llegó a la penitenciaría de Leavenworth. El responsable de la admisión sacó las fotografías y pensando que le conocía, preguntó a West si ya había estado en la prisión. El prisionero dijo que no y el oficial fue a los archivos y trajo otras fotografías, de un tal William West. No sólo las fotos eran muy similares, sino que coincidían las medidas físicas. Y sin embargo se trataba de otra persona: dos prisioneros con el mismo nombre y aspecto, y sin relación alguna. Imprescindible ver las fotos
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