Corría el año 1589. Los corsarios ingleses asediaban la ciudad de A Coruña y arrasaban las localidades costeras que se ponían a su paso. El obispo de Santiago... ordenó esconder los supuestos restos del Apóstol Santiago. Pero los escondieron tan bien ¡que estuvieron casi 300 años desaparecidos! Me viene a la memoria el suceso cuando leo con espanto que el Deán de la catedral de Compostela ha decidido guardarlo “en un espacio secreto que sólo conozcan dos o tres personas” para evitar nuevas sustracciones. ¡Válgame...
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