Hace un año, una startup de Reino Unido se subió al tren de la inteligencia artificial al anunciar una aplicación que convertía imágenes 2D en modelos 3D. Con la ayuda de una herramienta impulsada por algoritmos de aprendizaje automático, Kaedim prometía generar contenido tridimensional en apenas 15 minutos. Lo que nadie sabía es que esos "algoritmos" eran en realidad humanos de países en desarrollo.
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